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Muy importante: Las siguientes notas no pretenden ser un manual de medicina canina. Hay que tener en cuenta que ante cualquier posibilidad de enfermedad, lo correcto es acudir al veterinario, en especial si hay apariencias de gravedad.

Aquí tan solo se pretende dar una idea general acerca de los aspectos sanitarios relacionados con el perro, para que el lector tenga algunos conocimientos que le sirvan de ayuda y orientación acerca de "como funciona" su animal. También se dan algunos consejos generales y algunas normas que conviene seguir para que el animal esté sano, así como las indicaciones necesarias para saber reconocer si hay algún problema, y si es necesario, como actuar provisionalmente hasta que se pueda obtener ayuda especializada.

Fisiología canina.

  • Algunos datos fisiológicos.

    • Temperatura rectal: 38º-39º
    • Frecuencia respiratoria: 10-40 por minuto
    • Pulso: 60-160 ppm. perros adultos. En cachorros hasta 200 o 220.
    • Celo (en hembras): Normalmente 2 veces al año, y dura de 10 a 20 días.
    • Periodo favorable para cubrición: del 9º al 13º día del celo.
    • Duración de la gestación: de 58 a 63 días.
    • Edad media de la pubertad: machos a los 7-10 meses; hembras a los 6-12 meses.
    • Horas de sueño: aproximadamente 12 al día, no consecutivas.
  • Generalidades.
La vida media de un perro está entre los 12 y los 16 años. En casos excepcionales pueden vivir hasta los 20 o 25 años, pero en general, a los 10 años un perro ya es viejo. Por regla general, las razas pequeñas viven más que las grandes. En la duración de su vida influyen, obviamente, el ambiente, los cuidados, la alimentación e higiene, etc.

La estatura definitiva la alcanzan hacia el primer año de vida, aunque siguen "creciendo" en musculatura hasta los dos o tres años, dependiendo de la raza. Los perros de raza pequeña dejan de crecer antes. Durante el primer año de vida el desarrollo es rapidísimo, por lo que es difícil aplicar una escala de equivalencias entre su edad y la edad humana. A partir del primer año ya se puede establecer una correspondencia con más seguridad (ver la tabla al final de esta sección).

Todos los cachorros, independientemente de la raza, tienen el mismo aspecto al nacer (esto es un detalle muy importante a considerar al adquirir un perro, no se puede distinguir un mixto de un pura raza) pero van tomando los detalles característicos rápidamente, como puede verse en las siguientes fotos:

ken3meses ken12meses
Queno de Herr Kan
edad: 3 meses
Queno de Herr Kan
edad: 12 meses

Hasta los 6 meses el perro es cachorro. La adolescencia llega hasta los 12 meses, y después ya se le puede considerar adulto.Aunque a esta edad ya se pueden reproducir, no es conveniente considerarlo antes de que el animal tenga al menos 18 meses.

La frecuencia de las respiraciones y el pulso, además de los factores externos como temperatura ambiental, ejercicio que se realiza, etc, varía con la edad. En los cachorros toma los valores más elevados, y baja al mínimo cuando el perro es viejo.

La temperatura se le puede tomar externamente, en las axilas o las ingles, teniendo en cuenta que ha de sumarse medio grado para equipararla a la temperatura rectal.

  • Tabla de equivalencia aproximada "edad perro-edad hombre".
Existe la costumbre de dar como equivalencia con la edad del hombre, la edad del perro, multiplicada por 7. Esta aproximación es poco exacta, ya que el desarrollo fisiológico no sigue una proporción directa. Hasta que el perro alcanza el primer año de edad, su desarrollo es muy rápido, por lo que un perro de 6 meses, según este cálculo, seria "equivalente" a una persona de 7 x 6 = 42 meses, o sea, un niño de tres años y medio. En la realidad, a los 6 meses, un cachorro entra en la adolescencia (13 o 14 años en las personas). Además, en los primeros años no hay diferencias significativas de las razas pequeñas a las grandes, pero a partir de aproximadamente el quinto año de vida, los perros más grandes envejecen más deprisa, de modo que la equivalencia tampoco es igual para todas las razas.

La siguiente tabla muestra una relación más exacta, a partir de cuando el animal cumple su primer año de edad y en función de su peso. Hay que tener en cuenta que en cualquier caso la correlación es aproximada, y también que las edades de la parte inferior derecha de la tabla son altamente improbables, ya que los perros de razas grandes y gigantes no suelen vivir tanto tiempo.

perrohombre (equivalencia)
edadhasta 10 Kg10-25 Kg25-45 Kgmás de 45 Kg
12 meses17 años17 años17 años17 años
18 meses20 años20 años20 años20 años
20 meses21 años21 años21 años21 años
22 meses22 años22 años23 años23 años
2 años24 años24 años25 años25 años
3 años28 años28 años29 años29 años
4 años32 años32 años34 años35 años
5 años36 años37 años40 años42 años
6 años40 años42 años45 años49 años
7 años44 años47 años50 años56 años
8 años48 años51 años55 años64 años
9 años52 años56 años61 años71 años
10 años56 años60 años66 años78 años
11 años60 años65 años72 años86 años
12 años64 años69 años77 años93 años
13 años68 años74 años82 años101 años
14 años72 años78 años88 años108 años
15 años76 años83 años93 años115 años
16 años80 años87 años99 años122 años
17 años84 años92 años104 años129 años
18 años89 años96 años110 años135 años
19 años94 años101 años115 años141 años
20 años100 años105 años120 años146 años

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Cuidados habituales.

  • Comentario general.
Es conveniente que exista regularidad en todo lo que tiene que ver con el perro: comidas, ejercicios, horas de sueño, costumbres diarias, etc. El perro tiene tolerancia a las alteraciones de la rutina, pero si son excesivas, o nunca hay una rutina, el perro vivirá en un estado de tensión permanente, que acusa en su salud.
  • Higiene.
Los cuidados higiénicos que se deben practicar habitualmente, están explicados en las páginas dedicadas a alimentación y cuidados.
  • Control veterinario y vacunaciones.
Si hemos adquirido nuestro cachorro de un criador reconocido oficialmente, o de una tienda de animales de cierto prestigio, lo más probable es que ya haya recibido su primer lote de vacunas y esté sano (de lo contrario, se juegan su prestigio). En el caso de que sea un cachorro (o no tan cachorro) encontrado, regalado por un amigo, o comprado a un particular, lo primero que hemos de hacer es llevarle al veterinario.

En los primeros meses de vida hay que darle una serie de vacunas (el veterinario ya te dirá cuales y fijará el calendario adecuado), y en cuanto cumpla el primer año hay que vacunarle contra la rabia, y a partir de ahí, una revacunación anual. No olvides hacerlo puesto que, además de ser obligatorio por ley, la rabia es una enfermedad mortal y contagiable a las personas.

Además de la vacunación, no está de más aprovechar la visita anual para hacer al perro un “chequeo” general. Recuerda que igual que con las personas, “más vale prevenir que curar”.
  • Parásitos internos.
Son las vulgares “lombrices”, aunque esta palabra la usamos para agrupar distintos tipos de parásitos, y las enfermedades que causan son diferentes.

Antes de cada vacunación, es necesario desparasitar al perro. La palabra técnica es desverminación. El veterinario nos dirá con cuanta antelación ha de hacerse y qué medicamento hemos de usar.

Independientemente de la desparasitación previa a las vacunas, si al recoger las deposiciones de nuestro perro vemos señales de lombrices, hay que llevarle al veterinario. Trata de recordar el aspecto que tienen por si te pide una descripción (lo ideal sería llevar una muestra, pero mucha gente no tiene estómago para ello). En cualquier caso y hasta que el perro vuelva a estar sano, hay que extremar las medidas de higiene, a saber:
  • Recoger siempre las deposiciones de nuestro perro, para evitar el contagio a otros (esto es algo que debería de hacerse siempre, pero ahora con más motivo).

  • Lavarse bien las manos después de un contacto prolongado con el animal.

  • No dejar que el perro nos dé “besos”. La saliva puede transportar huevos de lombrices.

  • Mantener al perro apartado de otros perros.

  • Además de estos consejos generales, los que añada el veterinario. No debe retrasarse la visita más tiempo del inevitable (si descubres las lombrices el domingo, no es necesario ir al veterinario de urgencias, pero el lunes, sin falta, visítale).
  • Parásitos externos.
Como regla general, y a nivel preventivo, podemos resumir los cuidados en lo siguiente: uso de collares antiparásitos, mantener limpio el entorno del perro, cepillarle el pelo con frecuencia y usar después algún spray insecticida, y observación (vigilar si se rasca demasiado, caidas del pelo o lesiones de la piel, explorar periódicamente la presencia de garrapatas).

Algunos consejos prácticos para librarse de estos parásitos cuando han aparecido, pueden verse en la página de higiene.

Pulgas: Aunque tengamos al perro en las mejores condiciones higienicas, no es raro que aparezcan de vez en cuando, ya que aunque pasan poco tiempo en el perro, permanecen en el entorno durante mucho tiempo, y pueden volver a aparecer con mucha facilidad. Las pulgas del perro rara vez muerden a las personas, y solo si no hay un perro disponible.

Garrapatas: Son bastante peligrosas, ya que pueden transmitir al perro una gravisima enfermedad, la piroplasmosis (una variante de la anemia, de origen vírico). Se estacionan sobre el cesped y los matojos, y en cuanto detectan la presencia de un perro saltan sobre él. Su tamaño es pequeñísimo, pero debido a la sangre que chupan pueden crecer hasta el tamaño de un guisante. En cuanto se las detecta hay que eliminarlas.

Piojos: Chupan la sangre del perro y anidan sobre su pelo, donde pegan sus huevos (las liendres). Se reproducen a gran velocidad, por lo que pueden causar lesiones cutáneas de cierta gravedad. Además, el picor vuelve al perro inquieto y nervioso. En perros jóvenes o débiles pueden causar una anemia grave y agotamiento del organismo, a veces con consecuencias fatales.
  • Dieta.
La dieta ha de ser adecuada a la edad, sexo, raza y tipo de vida del animal. La mayoría de las marcas de comida para perros tienen una gama variada de alimentos (para cachorros, para perros viejos, para hembras gestantes, etc), y además suelen proporcionar información acerca de la cantidad de comida que ha de contener la ración diaria en función del peso y raza del perro.

Un perro sano y bien enseñado (o sea, sin malas costumbres en cuanto a la comida) debería de comerse todo lo que le ponemos en el plato (si la ración es la correcta). El veterinario o, mejor aún si el perro es de raza, el criador, te pueden orientar acerca de raciones y tipo de comida.

Hay que tener en cuenta algunos detalles para que la hora de la comida no cause problemas de salud, a saber:
  • Si hace demasiado calor y el perro no quiere comer, no le obligues. Sus buenas razones tendrá. En general, en verano comen menos que en invierno, debido al calor. Pero como hay muchos otros factores que pueden influir en su apetito, esto no es una regla muy firme.

  • Nunca le des de comer después de haber realizado un ejercicio intenso, aunque sea ya su hora de la comida. Primero debe reposar un rato para evitar cortes de digestión, o lo que es más grave, una torsión gástrica.

  • No le cambies la dieta bruscamente. El perro debe adaptarse poco a poco a un nuevo tipo de comida.

  • Otros consejos de carácter general relativos al tema de la comida, pueden verse en la página de alimentación.
  • Ejercicio.
  • Para que el perro esté sano y en forma, debe de realizar un ejercicio regular. Pasa igual que con las personas.

  • Elige bien el momento del día. Las horas de más calor, el perro tiende a pasarlas durmiendo. No pretendas que en esos momentos trabaje al máximo.

  • Un perro que hace poco ejercicio, no trabajará al máximo de la noche a la mañana. De modo que no provoques cambios bruscos en intensidad, por ejemplo al comenzar las vacaciones. Los perros también sufren de agujetas, esguinces, estirones... todas esas “lesiones” que puede tener una persona sedentaria al ponerse a hacer un ejercicio fuerte bruscamente. Si se entusiasma demasiado, eres tú quien tiene que ponerle el freno, ya que el perro seguirá hasta que no pueda más.

  • En resumen, que el perro se mueva todo lo posible sin forzarse hasta el límite. No se pueden dar más consejos: simplemente usa el sentido común.
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Enfermedades.

Dado que estas páginas no pretenden ser un manual médico, que existen muchos textos sobre el tema de las enfermedades del perro y las describen más o menos detalladamente, y sobre todo, que en la inmensa mayoría de los casos lo único que el dueño puede y debe hacer es acudir al veterinario, no se explicará aquí en que consiste cada enfermedad.

Lo que si se hará será dar una lista de sintomas de alarma, que si observamos en nuestro perro, motivan el dirigirse al veterinario lo antes posible. A veces puede no haber tal enfermedad, y el "sintoma", deberse a algún otro motivo menos alarmante, pero es mejor pecar por exceso de precaución. Ante la aparición de cualquiera de los síntomas de la siguiente lista, lo mejor es acudir al veterinario de inmediato.

Ya que algunas enfermedades son más características de ciertas razas de perros, es interesante considerar la idea de comprarse un buen libro dedicado a la raza del perro que poseas. La mayoría suelen hablar de dichas enfermedades y dar información práctica.

  • Sintomas de enfermedad:
    • Cualquier caida de pelo o lesión de la piel (abcesos, escamaciones, etc) puede tener relación con una enfermedad cutánea. Si la piel se ve bien pero se cae el pelo, puede existir relación con alguna carencia vitamínica o similar.
    • Respiración fatigosa, jadeos o cualquier alteración del ritmo respiratorio normal, en especial si el animal está obeso o es muy viejo, y no hay un motivo evidente (calor, ejercicio intenso), puede ser señal de un problema respiratorio (p.e. asma) o sintoma de algo más.
    • Tos persistente.
    • Si aparentemente sano, cambia su comportamiento, actua con nerviosismo o temor infundado, rechaza la compañía y se esconde. Mucho cuidado si de repente le dá por aullar.
    • Gime sin motivo y continuamente, o cuando se coloca en ciertas posturas. O no puede mantenerse mucho tiempo en la misma posición (estando acostado).
    • Diarreas persistentes o sanguinolentas.
    • Pulso acelerado que no se corresponde con la actividad que realiza.
    • Vómitos continuados.
    • Muestras de dolor al orinar, u orina sanguinolenta.
    • Extrema delgadez, aunque coma aparentemente bien.
    • Temblores.
    • Lengua sucia, mal aliento, boca reseca, muestras de dolor al tocarle el abdomen.
    • Coloración amarillenta de las mucosas.
    • Inapetencia continuada.
    • Señales de falta de audición (pueden ser señal de úlceras u otitis).
    • Parálisis o dificultades en el movimiento.
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Accidentes.

  • Consejos generales.
Ante todo, mucha calma. Lo primero es fijarse en si el perro está inconsciente. En el caso de que no lo esté, hay que tener mucho cuidado, pues en el estado de shock producido por el accidente, el perro puede morder sin importarle que se trate de su propio amo. Lo primero es tranquilizar al perro, por el tema de las mordeduras, y también para evitar que agrave su estado con movimientos.

Nunca está de más tener un botiquín en casa para los problemas leves. En principio no es necesario nada especial, “específico para perro”. Lo que tendríamos en un botiquín para nosotros sirve.

Una vez evaluada la situación hay que ponerse en contacto con el veterinario lo antes posible. Conviene tener a mano un número de teléfono de urgencias veterinarias.

  • Atropello.
Además de lesiones externas (heridas, fracturas) puede tener lesiones internas. Inmovilizar al perro lo mejor posible y llamar a urgencias. Aunque el perro esté consciente y se levante por su propio pié, aparentemente “bien”, hay que llevarle al veterinario para que le exploren. No olvides que el perro no puede decir “me duele aquí”. Aunque parezca estar bien hay que hacerle un reconocimiento.

Ante la posibilidad de lesiones de columna, hay que evitar mover al perro salvo que sea absolutamente imprescindible.
  • Caidas desde cierta altura.
Sirven los mismos consejos que en el caso de un atropello. Apenas hay diferencia en el tipo de lesiones que se puede producir.

  • Luxaciones o fracturas en las patas.
Hay que evitar que el perro camine. Si no sabemos inmovilizar una fractura o luxación, es mejor hacer que el perro se quede tumbado hasta que tengamos ayuda. De todas formas, lo más probable es que tengamos que llevarle nosotros al veterinario, así que lo mejor es que nos movamos rápido. Si la fractura es abierta (con herida) habrá que ponerle un vendaje antes, así que conviene tener lo necesario en el botiquín.

  • Heridas.
Si son superficiales (arañazos), puedes curarlas tú a base de agua oxigenada y mercromina, o incluso, si no sangran, dejar que el perro se lama (la saliva de los perros contiene una sustancia cicatrizante, además de que se limpiará la herida mejor de lo que nosotros lo haríamos). Si necesita puntos de sutura, a urgencias. En este caso hay que evitar que el perro se muerda o rasque mientras cicatriza, por lo que habrá que ponerle una de esas gorgueras especiales para evitarlo.

Si es una herida leve que le limpias tú, no uses algodón. Es mejor una gasa (el algodón dejará pelillos en la herida).

  • Heridas en peleas: Mordeduras.
Además de las consideraciones generales para las heridas, no está de más una visita al veterinario para tomar precauciones contra la rabia, sobre todo si no conocemos al otro perro y no sabemos si está vacunado o no (si el otro perro no es callejero, da igual lo que diga su amo: por quien tú te tienes que preocupar es por el tuyo y más vale pecar de exceso de precaución).

  • Insolación. Golpe de calor.
Aunque son dos cosas diferentes, en la práctica son difíciles de distinguir. En los perros suelen tener efectos mas graves aún que en las personas, pudiendo ser letal si no se actúa a tiempo.

Síntomas: postración general, pulso acelerado pero débil, mirada con expresión de angustia, movimientos torpes y mal coordinados, temperatura elevada (42 o 43 grados, o incluso más).

Qué hacer: acudir al veterinario a la primera sospecha de que el perro sufre insolación. Si no es posible hacerlo de inmediato, llevar al perro a un lugar fresco y sombreado. Refrescar al animal cubriendole con algun paño mojado y bien frio la región craneal, y abundante agua fría en el resto del cuerpo.

Lo mejor es prevenir y evitar las situaciones de riesgo, cosa que el dueño puede conseguir fácilmente con un poco de buena voluntad. No exponer al perro al sol exageradamente, o a altas temperaturas. Por ejemplo, nunca ha de dejarse al perro encerrado en un coche aparcado al sol, ni siquiera con las ventanillas ligeramente bajadas. Recuerda que el perro no puede sudar, por lo que esta forma de eliminar el exceso de calor no está a su alcance.

  • Intoxicaciones.
Si la intoxicación es leve, el perro tratará de vomitar lo que sea que la haya causado. Si es grave, no tendrá fuerzas ni para eso. Tratar de conseguir una muestra de lo que haya ingerido para ayudar al veterinario a identificar la causa y decidir qué hacer.

En casa, lo mejor es la prevención. No dejar ningún producto tóxico ni medicinas al alcance del perro (en esto hay que actuar igual que para los niños pequeños). Si en la calle le llevas atado, tampoco habrá problemas porque podrás evitar de inmediato que ingiera cualquier cosa.

  • Golpes en cabeza o cara.
Bueno... si es en la cabeza, yo no me preocuparía mucho a menos que haya recibido un cañonazo. Los perros tienen un craneo increiblemente fuerte (el mío, el pastor alemán que veis en la mayoría de las fotos, recibió la coz de un caballo cuando tenía apenas un año, y se levantó del suelo en una fracción de segundo, lanzandose a por el caballo en cuestión y persiguiendole durante casi un kilómetro. Aparte de la herida -3 puntos de sutura- el craneo estaba intacto). Anécdotas aparte, un golpe en la cabeza es un golpe en la cabeza, por lo que conviene llevarle al veterinario para comprobar que no hay conmoción.

Cuestión aparte son los golpes en la cara. Si el perro se fractura el hocico o la mandíbula, la situación es grave, pero no se puede hacer mucho más que evitar que se toque con las patas, inmovilizarle con mucho cuidado, y hacer una visita a urgencias.

  • Dientes rotos.
La situación no es urgente, pero habrá que hacerle un empaste para evitar que el diente se deteriore. Además, si la rotura llega al nervio, necesita una endodoncia. De lo contrario, cada vez que muerda, le dolerá. Puede negarse a comer, con las consecuencias que puedes imaginar, o, como mínimo, si el perro es un perro de defensa, no morderá, lo que sería echarlo a perder.
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Autores: Antonio Rivas Gonzálvez y Carmen Castro Baldellou