- Calambres -


Qué son.

Creo que no es necesario dar demasiadas explicaciones... El que no haya sufrido un calambre en alguna ocasión, verdaderamente es un caso único. Técnicamente, un calambre es un espasmo muscular involuntario (habitualmente una contracción). A diferencia de las contracturas, el calambre es ocasional, no permanente.

Normalmente no tiene ninguna gravedad, aunque puede ser muy doloroso. Los gemelos y la cara trasera del muslo son las zonas más susceptibles de sufrir calambre.


Síntomas.

Dolor muy intenso y localizado en un músculo concreto.

Habitualmente la tensión muscular es perceptible al tacto ("duro como una piedra"), y en muchas ocasiones resulta imposible mover el músculo hasta que el calambre no remite.


Qué los causa.

Suele producirse cuando se produce alguna de estas condiciones, normalmente más de una a la vez:

  • Sobreesfuerzo del músculo.

  • Ejercicio muy intenso y prolongado. El calambre se produce cuando el músculo empieza a llenarse de toxinas y deshechos, y comienza a quemar oxígeno con dificultades.

  • Perdida de sales minerales (principal causa de los calambres que ocurren tras entrenar durante un rato largo).

  • En ciertos casos, si hay problemas circulatorios o de irrigación del músculo, ya sea por lesión, por mantener mucho tiempo una postura que corte la circulación en algún punto, u otras causas fisiológicas.

Qué se debe hacer cuando ocurre: Primeros auxílios.

  • Interrumpir la actividad. Normalmente, el propio calambre obliga a detenerse.

  • Masajear el músculo. Se suele notar un cierto alivio al apretarle con fuerza.

  • Tratar de estirar el músculo, ayudandose con las manos si es preciso (moviendo la articulación más próxima). Relajarlo un instante, y seguir tratando de estirar.

  • Cuando el calambre remite, ponerse en movimiento con suavidad, de forma que el músculo trabaje. Si nos inmovilizamos se puede repetir.

  • Refrescar con agua fría suele ayudar.

La prevención: Cómo evitar que nos ocurra.

A veces son difíciles de evitar, en especial los que se producen tras un tiempo de entrenamiento, por acumulación de toxinas. En general un calentamiento correcto sirve para que no se produzcan. También es conveniente tener cuidado con las posturas. Algunos calambres en las pantorrillas se producen tras estar un rato en posición arrodillada, en el periodo de concentración ("mokuso") al principio y al final de las clases, que se practica en algunos estilos (esto ocurre especialmente cuando la persona no está acostumbrada a sentarse sobre los talones).


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"Gorinkai" © 1998 Antonio Rivas Gonzálvez