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Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror
Actividades de la AEFCFT - Premios Ignotus
Premios Ignotus: Once años de historia.
Introducción
El año 2001 es considerado por múltiples razones como una fecha mítica. Tomando como excusa esa efeméride me he tomado la libertad de volver la vista atrás y revisar la pequeña historia de nuestros premios, para comprender sus inicios, valorar el trabajo realizado y apreciar en su justa medida la situación actual. Así, he recogido los datos y anécdotas a mi juicio más relevantes, junto con unas tablas resumen y una pequeña estadística, todo ello de la forma más esquemática posible y con la esperanza de que resulten de interés al lector.
Siempre desde la modestia propia de una asociación convocante pequeña pero activa como la A.E.F.C.F., en sus once años de existencia y diez ediciones consecutivas los Premios Ignotus han pretendido galardonar las mejores obras de fantasía y ciencia ficción en nuestro país; una labor de proselitismo a la par que actividad lúdica capaz de aglutinar al disperso colectivo fantástico bajo un paraguas común. Este afán pluralista ha permitido en los últimos tiempos incorporar en las votaciones a nuevos colectivos al margen de los propios asociados: inscritos en la Convención Nacional de Fantasía y Ciencia Ficción (HispaCon), Asociación Galega de CF (AGASF) y, esperemos que muy pronto, otros muchos colectivos hermanos.
Hoy día disponemos de unos galardones sencillos, honoríficos, cuya influencia crece poco a poco al ritmo que lo hacen las organizaciones que los sustentan y cuyo calado en la sociedad aún es mínimo. Sin embargo, a nadie le amarga un dulce y gracias a los premios la A.E.F.C.F. (y por ende el colectivo de aficionados al fantástico) ha llegado a lugares donde hasta hace poco resultaba impensable: hemos entregado monolitos (la mayoría en propia mano) a escritores nacionales y extranjeros, cineastas de prestigio, profesionales de la ilustración, editores, etc. es decir, personas no necesariamente ligadas al mundo aficionado del que surgió nuestra asociación.
Si se me permite la inmodestia por la pequeña parte que me pudiera corresponder, creo que se han puesto los medios necesarios para que la gestión de los premios se lleve a cabo con la necesaria seriedad y profesionalidad: la votación es pública y democrática, existe un reglamento y una ceremonia de entrega de premios, tenemos un galardón digno con el que obsequiar al premiado y se establecen los contactos necesarios para su puesta en conocimiento y entrega; todo ello influye para que los galardonados agradezcan nuestro interés y respondan a los votantes con unas amables palabras de agradecimiento. A veces esta relación se ha traducido en una colaboración más estrecha (acudiendo a una HispaCon en calidad de invitado o ponente, facilitando contactos a terceros para la realización de actividades ó publicación de obras, provocando el efecto "bola de nieve"), por lo que se trata sin duda de una actividad vital cuyos frutos son imprevisibles pero siempre positivos. Quien sabe si gracias a estos contactos nuestra asociación puede llegar a los grandes medios de comunicación y, a través de ellos, al aficionado general.
Pero volvamos a la realidad de nuestros premios. He empezado comentando que han sido 11 años de historia en 10 ediciones consecutivas: de 1991 a 2001. Esta aparente contradicción tiene una fácil explicación: el año 1993 fue un paréntesis puesto que, a la vista del escaso índice de participación en las Nominaciones, la Junta decidió cancelar los Premios (excepto el correspondiente a la Labor de una Vida), instaurando de paso el periodo de votación por años naturales.
Periodos
Se pueden establecer tres periodos en la vida de los premios, todos igualmente importantes:
1.- Instauración (1991-1993): existe muy poca constancia escrita, apenas unas breves reseñas aparecidas en el boletín Pórtico y en la revista Bem. Durante este periodo nació el premio con su denominación actual, era votado entre los asistentes a la HispaCon (al parecer, a una sola vuelta) y el número de participantes osciló entre 35-50, cifra respetable a tenor del volumen de asistentes de aquella época. Las candidaturas eran escasas (4 básicas) y competían en ellas tanto autores nacionales como extranjeros; se otorgó el Premio a la Labor de una Vida a personajes históricos en activo.
2.- Consolidación (1994-1997): Pedro Jorge Romero fue nombrado oficialmente como Administrador de los Premios Ignotus y su primera labor consistió en la realización de un Reglamento que gestionara los premios; el reglamento se inspiró en los conocidos Premios Hugo americanos y fue aprobado en Asamblea.
Se establecieron dos fases de votación y las 11 candidaturas principales, oscilando entre 19-38 los votos recogidos. Se renombró el Premio a la Labor de una Vida por el menos fatalista Gabriel (concedido por la Junta en vez de por votación popular), otorgándose a diferentes personajes de prestigio. El administrador publica anualmente un informe con los resultados pormenorizados (no sólo indicación de ganadores) en el boletín Pórtico.
3.- Moderada expansión (1998- ): este administrador toma las riendas de los Premios e introduce algunos cambios con el fin de potenciar la estancada participación, como la publicación de una lista de precandidatos y la difusión de información en Internet: listas de correo y página web de la asociación.
Se amplía el número de categorías a 13, se mejoran algunos detalles del reglamento (incluso realizando consultas a la Asamblea para aclarar alguno de sus puntos) y se mejora la gestión de los premios: se organiza una ceremonia oficial de entrega de premios, se institucionaliza el galardón en forma de monolito, se establecen los contactos necesarios para la entrega satisfactoria del premio, se aumenta la difusión de los resultados, etc. El índice de votación supera por fin el centenar de votos, el administrador publica informes anuales más detallados, con estadísticas, cuadros, etc.
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